Las iglesias y los monasterios de piedra tosca salpican un paisaje virgen de montañas rocosas y onduladas colinas. Las ciudades de Transilvania han quedado suspendidas en el tiempo, mientras que la vibrante Bucarest es toda energía.

Los Montes Cárpatos dibujan un amplio arco por el centro del país, dejando una ringlera de picos rocosos expuestos rodeados por pinares y bosques de hoja caduca. La geografía tan dura ha limitado los asentamientos humanos, y los bosques están llenos de ciervos, alces y osos.

El segundo río más largo de Europa, el Danubio, marca la frontera sur de Rumanía con Bulgaria, antes de girar repentinamente al norte y desembocar en el Mar Negro. El delta proporciona alojamiento a 300 especies de aves y 160 de peces. Los numerosos pantanos originan la mayor expansión de juncos del mundo.

Los contrastes sin duda le llamarán la atención. En Rumanía, esto significa ver carros tirados por animales o caballos llevando cargas pesadas. En las ciudades, las ruinas de antiguos palacios reales se erigen orgullosas junto a modernos edificios de oficinas. Nunca hay espacio para el aburrimiento en Rumanía.

Bucarest es una ciudad de jardines ocultos y preciosos cafés. Más allá, las montañas y las áreas rurales son tranquilas, inexploradas y siempre auténticas. La atmósfera fresca y pacífica liberará su mente y su espíritu.

Los picos rocosos de Transilvania y Moldavia, cubiertos de nieve desde mediados de octubre, llaman a su conquista, y hay caminos bien señalizados que llevan a las cumbres desde todas las direcciones. También hay recorridos menos aventureros, pero no menos gratificantes, a través de bosques, prados y pueblos en otras partes del país. El delta del Danubio es un humedal protegido amplio y único que crea un marco perfecto para pescar, montar en barco y, especialmente, observar aves en primavera. En verano, desde mediados de junio hasta principios de septiembre, la acción se traslada a la costa del Mar Negro. Los resorts de playa se llenan de bañistas, submarinistas y turistas en general en busca de sol y fiesta. Estos últimos pueden disfrutar de maratones de discoteca en discoteca al aire libre durante toda la noche.

En Transilvania, la tierra que nos dio a Drácula, no escasean los castillos colgados peligrosamente de cumbres rocosas, como el castillo de Corvino, en Hunedoara, del siglo XIV, o el suntuoso castillo Peleş del rey Carlos I. En ciudades medievales como Braşov, Sighişoara y Sibiu, las calles empedradas están llenas de cafés elegantes, en contraste con la cacofonía de sonidos que emana de los bares y las discotecas de estudiantes de las fachadas góticas y barrocas de la alegre Cluj-Napoca. Los pueblos sajones de Transilvania presumen de iglesias fortificadas que se remontan a hace medio milenio.

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